«Si no es tan valiente como cuando conversa con el tronar de los cañones, ni tan tierno como cuando perdona chapetones, le pido que no me retenga a su lado. Puedo lidiar con sus ausencias, pero no con sus soberbias. Le recuerdo que yo disparaba un fusil, a galope, mucho antes de saber de su existencia…»
Óleo Manuela, de Roxana Hartmann

