Santiago, estamos recorriendo un tiempo hermoso de música y complicidades. Conjugar la armónica, la guitarra y tu voz es parte de un aprendizaje que se transforma en diversión. Sobre todo por mis disrupciones de ritmos y tiempos que te exigen soluciones rápidas y sonrientes que sólo los músicos advierten.
En febrero darás un pequeño paso con un salto gigantesco pues tendré que ir a Madrid para seguir poniéndole melodía a nuestros momentos y jugar otra partida de ajedrez.
Este viernes, antes de tu viaje, en Tapekua haremos lo que sabemos y nos gusta.
