Lo ratifico después de la pandemia, de volver a recorrer el territorio y de los absurdos que se siguen cometiendo. En cada lugar «hay una orquídea que descubrir, poner en valor y compartir…» La consigna sembrada en Concepción, Municipio de la Provincia Ñuflo de Chávez hace 23 años, sigue siendo rotundamente válida. Quienes acompañamos lo que ocurre todos los fines de semana en el territorio nacional, sólo podemos admirarnos por la voluntad y perseverancia de la gente que persiste en sus emprendimientos.
Para valorar enseñanzas recibidas, he encontrado algunas notas del viaje del alcalde de Santa Cruz de Tenerife Miguel Zerolo el 2002 en el marco de una visita de asistencia en turismo. Después de viajar por tierra y visitar a los alcaldes en Concepción, San Javier, San Ramón, Cotoca y el presidente del Concejo Municipal en la capital, realizó una evaluación, que compruebo, era y es válida para Bolivia. Te recuerdo que los criterios tienen más de 20 años:
1. Las potencialidades turísticas del destino Chiquitania, pueden ser de atracción de mercados europeos, interesados en cultura viva, naturaleza, historia, convivencia con culturas locales, incorporación de un valor universal (música barroca misional)
2. Hay que desarrollar intensamente el turismo interno, de cercanía, que permita organizar la oferta local y adquirir capacidades de atención, servicio, seguridad y transporte.
3. La zona no está preparada para recibir turismo de manera masiva. Ninguno de los lugares soportaría la llegada de 400 pasajeros en un avión chárter, una vez por semana, operación normal de agencias de turismo europeo a otros destinos latinoamericanos.
4. Existen servicios imprescindibles que su carencia son difícilmente subsanables: agua potable por razones de salubridad, telefonía expedita y pago con moneda virtual.
5. Es recomendable tener artesanía de calidad, aunque el valor del objeto tiene más bien, un valor afectivo (comprado en origen, realizado por artesanos locales, acompañados de una narrativa)
6. La oferta gastronómica, por razones comprensibles, debe ser local, internacional y con capacidad de cubrir demandas especiales.
7. Los buenos caminos son deseables, pero su inexistencia puede ser compensada por la oferta existente en el destino.
8. Debe ofrecerse lo que se tiene, existe y hay.
9. El destino global debe ser integral, orgánico y controlado por una instancia público privada que garantice el respeto de los turistas. Exacciones, cobros indebidos, mal trato, son negativos para el posicionamiento internacional del destino.
10. El turismo que puede ofrecer Bolivia en general y la Chiquitania en particular, debe tener un compromiso local colectivo que integre a los habitantes del destino; la capacitación permanente a guías, vivanderas del mercado, productores de artesanía, gestores de los atractivos y taxistas, debe responder a una estrategia sostenible.
11. La realización permanente de ferias, encuentros y festivales, además de las fiestas patronales, debe constituirse en una oferta más del destino.
Este esfuerzo que tenía un antecedente en 1999 con un proyecto del BID en favor de los Centros de Desarrollo Turístico Integral de Misiones Jesuíticas (CDTI), fue apoyado militantemente también por los compañeros de Extremadura, en todas sus manifestaciones institucionales, por la Diputación de Córdoba, el Ayuntamiento de Sevilla y tuvo un hito fundamental en el 2007 con un proyecto del BID/FOMIN que puso en valor la Chiquitania como destino turístico internacional, y que ejecutó el CEPAD en alianza con la CAINCO.
Para no estar en el esfuerzo absurdo del Mito de Sísifo, empezando siempre, debemos establecer compromisos. ¿Creemos de verdad que el Turismo puede ser uno de los sostenes de la economía boliviana?
Ingenua la pregunta, pero imprescindible. A pesar de todo, yo digo, SI.