Quienes acompañamos lo que se produce en el territorio, sabemos el valor de los que trabajan, a pesar de las limitaciones. El respeto debiera estar acompañado de políticas públicas que permitan que las iniciativas y los emprendimientos se multipliquen y generen excedente, económico y simbólico.
Políticas públicas y acuerdos colectivos que superen los bloqueos y el corte de vías camineras son imprescindibles para que el asunto funcione.