Reconozco que incorporar el uso de Paradojas para encontrar explicaciones a los acontecimientos políticos, puede parecer para una masa de votantes desconcertados, cuanto menos, extraño. Sin embargo, esta categoría filosófica y literaria resulta teniendo un valor inagotable para ayudarnos, como dijo Kierkegaard, por la pasión del pensamiento que representa, y podamos entender este «sin Dios» en el que estamos inmersos, con las palabras del filósofo extremeño, Israel Rodríguez García.
Se define la paradoja como una idea lógicamente opuesta o contradictoria a lo que la opinión general considera verdadero; incorpora una idea extraña y genera una contradicción al tener un contenido verdadero frente a la negación reactiva y simplista que usualmente se adopta frente a su enunciado. El ejemplo clásico es «la paradoja de qué fue primero, el huevo o la gallina» que viene desde Aristóteles, y que genera un círculo vicioso ya que un huevo implica la existencia de una gallina que lo puso y viceversa. El debate fundamentó durante siglos la diferencia entre la fe y la razón, la creación (la gallina) y la evolución (el huevo) («El huevo y la gallina» es un adjetivo metafórico que describe situaciones en las que no está claro cuál de dos eventos debe considerarse la causa y cuál el efecto, para expresar un escenario de regresión infinita o para expresar la dificultad de secuenciar acciones en las que cada una parece depender de las demás.»)
Antes de entrar en paradojas políticas para tratar de interpretar lo que estamos viviendo y como una forma de explicar más sus alcances, acudo al Hombre de las Paradojas, Jorge Luis Borges quien la consideraba como un recurso narrativo que «subvierte la lógica de la razón y revela una realidad terrible.»
Algunas frases del Maestro:
“Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos”. “Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído”. “Hay derrotas que tienen más dignidad que la victoria”. “Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”.
“Uno puede dar lo que no tiene. Por ejemplo, una persona puede dar felicidad y no ser feliz; puede dar miedo y no estar aterrada. Y puede dar sabiduría y no tenerla. Todo es tan misterioso en el mundo…”.
Con vos, que cultivás el oficio de recuperar la palabra para que vuelva a ser compañera y facilite el abrazo, te convido que hagamos el esfuerzo para redactar la pregunta que debe estar en las encuestas para resolver el Enigma, antes que se cumpla la voluntad de la Esfinge y se nos trunque el futuro.
«En el camino hacia Tebas, huyendo de Corinto, Edipo se encuentra con la Esfinge. Se trata de una desgracia que azota la ciudad de Tebas, con una forma monstruosa: medio mujer, medio leona. Cabeza de mujer y senos de mujer, cuerpo y patas de leona. La Esfinge está en una de las puertas de Tebas, bien sobre una columna, bien sobre una roca.
La Esfinge se divierte planeando enigmas a los jóvenes de la ciudad. Exige la presencia de un joven cada día. A cada nuevo joven, le plantea un enigma y, si no pueden resolverlo, les mata.
De esta manera, la ciudad de Tebas va perdiendo lo mejor de su población: los jóvenes, que son el futuro de la ciudad.
Al ver a Edipo, la Esfinge ve una preciada presa. Le plantea su enigma:
¿Quién es el ser, el único ser de entre todos los habitantes de la tierra, las aguas, el aire, que tiene una única naturaleza, pero posee dos pies, tres pies y cuatro pies, y es más débil cuantos más pies posee?»
