Decir lo que diré, lo reconozco, puede ser políticamente incorrecto aunque el debate electoral debiera ayudarnos para sincerarnos. Sigamos.
(2) En Bolivia no tenemos construido instrumentos de Cohesión Social, democráticos, sólidos, compartidos y asumidos, que faciliten la solución de los conflictos sin tener que llegar al extremo de un pliego petitorio con plazo definitivo y acciones radicales llevadas hasta las últimas consecuencias. (Bloqueos. «Ahora si, guerra civil»). Comprobamos que la base para resolver el conflicto no es el ciudadano (por lo tanto no se resolverá en una elección), poniéndose en funcionamiento una característica de los estados fascistas que se asienta en el gremio, el movimiento, la nación indígena, la comparsa, el comité, la federación, el sindicato, los gremiales, la iglesia, las fuerzas armadas, los empresarios…
La lista que pueden derivar en confrontaciones es abundante y tienen soluciones complicadas precisamente por partir de posiciones corporativas, irreductibles, excluyentes y confrontacionales. Sin orden de precedencia:
1. Raciales: indios vs k´aras
2. Territoriales: oriente vs occidente. Norte vs sur.
3. Regionales: cambas vs collas.
4. Ideológicas: zurdos vs fachos.
5. Económicas: ricos vs pobres.
6. Gestión: centralistas vs autonomistas
7. Inversión: Regulación estatal vs mano invisible
8. Ambientales: conservacionistas vs extractivistas
9. Electorales: proceso de cambio vs neo liberales
Las sociedades modernas han llegado a administrar los conflictos y superarlos, cuando aceptaron que ellos eran superiores a su vida cotidiana, y debieron construir acuerdos de los que dependía su continuidad o existencia: pandemias, catástrofes naturales, guerras…
Los Estados contemporáneos lo hacen a través de pactos constitucionales, convertidos en normas, procedimientos, aplicación institucionalizada, estado de derecho, frenos y contrapesos, procesos electorales transparentes, administración independiente de la justicia…
Estamos viendo que el proceso electoral, o desconoce estas realidades, niega su importancia o las utiliza como instrumento de confrontación.