(30) Este es el momento de decirlo.
Convengamos que el método tan sui géneris que ha debido adoptar la oposición, es el resultado del debilitamiento del sistema político y de la representación política, agudizado por la ausencia de partidos ideológicos, sólidos y organizados en el sentido y el espacio que le asigna la democracia.
La emergencia que estamos viviendo, no debe confundirnos y debemos decir que este no es el modo que se le asigna a los instrumentos que necesita la democracia para fortalecerse. En esta oportunidad, han sido desconocidos todos los procedimiento que la Ley exige a las organizaciones políticas para constituir y elegir sus liderazgos.
Esta situación se agrava cuando un empresario, Marcelo Claure, arremete con argumentos efectistas, y ejecuta una encuesta definida por él y ante él, con la que pretende establecer quién tendrá las mejores condiciones para ser el candidato de la oposición que venza al MAS.
Esto es sencillamente bochornoso y cuando se restablezca el sentido común, tendremos que preguntarnos cómo fue que llegamos a la profundidad de esta confusión.
Para intentar proponer algunas líneas de análisis, reiteremos que el Mundo ha organizado en democracia, un comportamiento ideológico, que matices más o menos, se expresan en posiciones:
a) liberales/demócratas cristianas
b) social demócratas,
c) nacionalistas populistas/emenerrista/ aprista/peronista/priista/ gaullista/nasserista…
d) extremismos, de izquierda y derecha
e) anarquistas
f) ambientalistas, indigenistas, feministas…
Lo que está ocurriendo en estos días con la reconfiguración de las candidaturas de la oposición en torno a Samuel y Tuto, por ejemplo, es la razón que explica la suma de Vicente con Samuel y Branko con Tuto, y así sucesivamente… Y los populistas solitarios de Manfred y Chi.
En ese espectro, como los actores son históricamente los mismos, no debemos asombrarnos por los discursos confrontacionales y los acuerdos posteriores de quienes son ideológicamente similares. Lo que habrá que tener presente es que esta crisis de la sociedad y el Estado en la que estamos envueltos, necesitará más responsabilidad y acuciosidad de lo habitual para salir de ella.
El MAS nos ha puesto a prueba y no debemos olvidar que la decisión final debe ser nuestra, de los ciudadanos educados, del soberano dueño de su voto. De nosotros, la gente decente.