Sirvió para profundizar la hipótesis que, desde Tarija, por las condiciones que existen, puede plantearse una Bolivia diferente. Y que Gracias a la anomia institucional laboriosamente construida y a la incapacidad manifiesta de un gobierno que perdió el rumbo y gobierna a tumbos y manotazos, ha llegado la hora de recuperar la autonomía plena.
Trabajar, producir y vivir dignamente ya no puede seguir siendo una competencia de este absurdo al que pretenden arrastrarnos. Ya no más. Reunirse para escuchar que se necesita diésel y gasolina, resulta una parodia indigesta.
