Roberto Barbery Anaya, William Rojas, Rubens Barbery Knaudt y Marco Antonio Cortez le pusieron letra a la noche. La personificación de los héroes leyendo sus cartas, movilizó el pensamiento. La entrega de un ejemplar a 30 profesores que continúan la iniciativa de Edgar Lora Gumiel expresada en el Plan Lector en sendos colegios, fue un acto de gratitud que estableció la diferencia. Y la presencia de Marcelo Arauz, permitió celebrar sus 90 años y homenajear una vida dedicada a la cultura nacional.
William Rojas leyó el texto que sigue. Sentido, como todo lo que él escribe, dice y hace.
«MANUELA MI AMABLE LOCA… UN MANDATO DE AMOR
Buenas noches distinguida concurrencia. Se me encomendó que esta noche dirija unas palabras en nombre de “Cabildo”, así que mi intervención será breve y leída. La revista que publicábamos («Apuntes») tenía el subtítulo de “portavoz de la sospecha generalizada” con lo cual este ciudadano, ahora mismo, ejerce de “sospechado” y lectura va en tal sentido pues entiendo que el comentario de la novela que nos convoca el día de hoy será realizado por el Dr. Barbery y el propio.
Nos preguntábamos con don Rafael “Pincho” Chávez cómo vincular Manuela, mi amable loca… con el Bicentenario. Así que, jugando un poco con la literatura y la historia, más o menos concluimos que el libro de Carlos Hugo Molina propone la creación de la República de Bolívar como “un mandato de amor” en tanto que Marie Danielle Demelas se refiere (a Bolivia, Perú y Ecuador) como una “invención política”. Ergo, entre estos dos polos nos tocará a todos ir reflexionando y repensando sobre los 200 años de la existencia de “este país/no país” (Roberto Echazú) o “este país tan sólo en su agonía” (Gonzalo Vásquez Méndez).
Y como estamos entre “amigos y cabildeantes” dejamos escrito y pronunciado que en el último tiempo estuvimos hibernando o en silencio hasta que, en el mes de julio, Ricardo Serrano y Editorial “El País” con el ciclo “Conversaciones con la historia” nos recuperó del mutismo y, ahora, Carlos Hugo Molina y el Grupo Editorial La Hoguera, nos permiten continuar con las andanzas y las chanzas. Es necesario destacar que un título nacional que llegue a la séptima edición no es de lo más frecuente en nuestro medio por lo amerita felicitar al y a sus editores por la proeza.
Para cerrar esta intervención lo haré con las palabras de Rafael Chávez quien en un breve encuentro en la víspera de la fecha me las remitió felizmente y, creo además, redondean nuestro sentir y dicen lo que sigue: “las alusiones e interconexiones entre el libro y Cabildo, entre el autor y los amigos, sería un paso transcurrido desde la sospecha generalizada al poder de la imaginación y la inventiva, el único poder que nos llama a la curiosidad, ya que tampoco a la militancia. Si alguna cosa puede interesarnos es el poder de la imaginación para salvarnos, si eso fuese posible, de todas las fanfarrias del poder fáctico: político, social, económico, cultural, etc.”
Y henos acá, que pese a todo, seguimos soñando lograr la toma del “cielo por asalto”. Gracias.»



