Somos dos países condenados a vivir juntos por una complementariedad desperdiciada. Nosotros tenemos lo que Chile necesita, y viceversa. Y el valor estará, precisamente, en las dificultades existentes. Pienso esto en función del Siglo XXI y haciendo el esfuerzo suficiente para superar el Siglo XIX y aprender de Alemania, Japón, Italia… Cuando escribo esto, recuerdo a nuestros hermanos paraguayos y el abrazo entre Busch y Estigarribia en Villa Montes.
Leí el artículo de Sergio Molina Monasterios: Chile-Bolivia: saber ganar, saber perder.